Esta serie se erige como un meticuloso viaje hacia las profundidades del Bronx, desenterrando historias congeladas que encapsulan su pasado. El relato comienza desde el día del operativo en el que el distrito intervino para su desmantelamiento y se va hacia el interior de cuartos abandonados, saturados de simbolismos que incitan a reflexionar sobre las decisiones, ya sean caprichosas o premeditadas, respecto al color en medio de la desolación.

La travesía se desenvuelve entre fachadas coloniales deformadas e intervenidas por el paso del tiempo y sus habitantes y las ruinas que atestiguan la indeleble marca de violencia y abandono que el Bronx dejó en Bogotá. El proyecto se fundamenta en la memoria política, concebida como la capacidad de traer el pasado al presente, delineando quiénes y dónde, con el propósito de articular una denuncia. Simultáneamente, la arquitectura se percibe como una fuerza directa que moldea nuestra interacción con el espacio y la sociedad, sirviendo como cimiento para este proyecto que busca la transformación social y la garantía de no repetición.

La célebre cita de Sir Winston Churchill, "Nosotros damos forma a nuestros edificios y después nuestros edificios nos dan forma a nosotros", resuena como una afirmación elocuente, subrayando la simbiosis entre la configuración del entorno construido y su posterior influencia en la identidad y comportamiento de los individuos. Este proyecto no solo busca documentar, sino también generar una narrativa que trascienda, utilizando la memoria y la arquitectura como herramientas para moldear un futuro distinto, donde las lecciones del pasado no se desvanezcan en el olvido.

Bronx: El fondo